Testimonios - Vidas Impactadas

Mi nombre es Carolina Martinez, tengo 19 años y soy de Mazatlan, Sinaloa. Viví parte de mi niñez y adolescencia en uno de los lugares más peligrosos de Mazatlán, mejor conocido como Cerro del Ocho.
Crecí parte de mi vida con mis padres y mi hermano menor, Leo. La relación de mis padres era muy disfuncional, ambos sufrían de problemas de drogadicción. Por mucho tiempo mi papá estuvo muy ausente en casa y mi madre estaba muy enfocada en sus cosas, por ocasiones tenía que hacerme responsable de mi hermano, cuidarlo, atender sus necesidades y llevarlo a la escuela. Desde muy pequeña crecí siendo muy independiente.
Cuando tenía 11 años conocí unos misioneros de Juventud Con Una Mision en Mazatlan. Ellos visitaron el lugar donde yo vivía. Dios les dió favor para que pudieran entrar a ese lugar y llevar las buenas noticias, el gran mensaje de salvación. Ellos iban a compartir enseñanzas y mensajes de esperanza a todo aquel que estaba dispuesto a recibirlo. Mi mama no participaba en todo lo que ellos hacían, ella no estaba muy interesada pero de alguna o otra manera yo comencé a interesarme y a involucrarme cada vez más. Los chicos de JUCUM eran muy constantes en visitar cada semana el lugar donde vivíamos, a seguir regando esas semillas que Dios había plantado. Tengo muy presente en mi memoria un recuerdo de cuando los chicos de JUCUM se despidieron y estaban yéndose, realmente yo quería ser como ellos, quería hacer todo lo que ellos hacían, sin darme cuenta estaba creciendo dentro de mi un amor por el servicio, una pasión y deseo de servir a Dios como ellos lo hacían.
Después empecé a asistir a una iglesia con ellos y mis vecinos pero sinceramente mis intenciones no eran para conocer mas a Dios, solo quería estar fuera de mi casa, pero Dios es tan increíble que al final conocí más sobre quién era él.
Tiempo después, crecí y me di cuenta de cómo realmente estaba el lugar donde vivía, de cómo todo seguía igual, creía que no era digna de nada, que era la vida que me había tocado vivir, no tenía esperanza, mi familia cada vez estaba más corrompida, mis papás seguían perdidos en las drogas y yo me sentía muy desesperada de no ver un cambio. Comencé a endurecer mi corazón, incluso llegué a enojarme con Dios porque creía que él era culpable de todo lo que me estaba sucediendo en mi vida y con mi familia.
Empecé a refugiarme en mis amigos, a tener una vida sin límites y sin sentido, asistía a fiestas, tomaba alcohol sin medida. Realmente estaba queriendo ser aceptada y amada, pero lo estaba buscando en una dirección equivocada porque pensaba que era lo único que tenía y con lo que podía olvidar mis problemas.
Puedo asegurar que en medio de toda la oscuridad que yo estaba abrazando y aferrándome el Señor se mostró como un Dios de gracia y de perdón, un Dios de nuevos comienzos y oportunidades, él empezó a transformar a mi familia, el deseo que tanto había pedido a Dios se estaba cumpliendo.
Mi mama fue tocada y redimida por el Espíritu Santo, ella decidió pedir ayuda y entrar a un lugar de restauración por algún tiempo, mis hermanos y yo ingresamos en una casa hogar por un año y medio, mientras ella era restaurada. Mi papá también conoció el evangelio tiempo después.
En ese tiempo, Dios se reveló de una manera única en mi vida y tuve un encuentro personal con él. Pude conocer el corazón de Dios para sus hijos, entendí que sus planes son muchos mejores que los míos y que él cumple los anhelos del corazón cuando camino en su verdad.
Actualmente, estoy haciendo la EDE, Escuela de Discipulado y Entrenamiento, en JUCUM Zapopan. Ahora puedo recordar a todos aquellos jóvenes que en su tiempo estaban haciendo su EDE y ese anhelo que tuve de niña de servir y bendecir vidas ahora se está cumpliendo. Dios en su infinita gracia me dió la oportunidad de servir en su reino, de conocer más sobre su corazón, su carácter y tener una relación profunda con él. Soy una hija de Dios con un corazón lleno de gratitud y estoy tan feliz de ser parte de la Gran Comisión y deseo seguir dando de gracia lo que de gracia he recibido. Mi vida le pertenece a Dios y ahora mis sueños son suyos.


Hola mi nombre es Alejandra tengo 14 años nací el 17 de marzo de 2010 y te voy a contar un poquito de mi historia, vivo en Mazatlán Sinaloa, con mis Abuelos desde muy pequeña porque mi mamá siempre fue una persona irresponsable en la manera de familia siempre ella nunca quiso tener la responsabilidad mía y se perdió por días y cuando me llegó a tener a mí me dejaba donde sea, siempre mis abuelos andaban corriendo de hospitales a hospitales porque yo sufro de asma.
En los tiempos de mucho frío mi mamá me traía por la calle a medianoche hasta que en una ocasión de esos fríos mi abuela nos encontró por la calle y le quitó la custodia a mi madre y me llevó a casa con ella, desde ahí yo vivo con ella.
Yo tenía 2 años o menos cuando eso pasó. Me trajo con ella para poder vivir sin enfermedades y tener un techo donde descansar y ya no estar durmiendo en casas que ni siquiera estaban limpias.
Vengo de una familia de escasos recursos no muy bajos pero ahora en este 2024 sí estamos muy escasos de dinero ya que mis abuelos no trabajan por enfermedades y por su mayoría de edad, nos ayudamos de mi abuelo que trabaja como albañil, mi abuelita no puede trabajar por parte del seguro que le prohibió porque ella hace 2 años se fracturó su mano lo que le causó no volver a trabajar y su mano quedó débil.
Yo estoy en tercero de secundaria voy para primero de prepa y voy con muchas ganas de romper una cadena de la que hemos colgado yo y mis primos Leonardo, Abraham y carolina, vengo con muchas ganas de seguir los pasos de mi prima Carolina de convertirme en una verdadera cristiana conocer más de Dios me encanta, ya que Dios me ha salvado de los momentos más horribles de mi vida, cuidó a mi a mi abuela durante su cirugía, mi abuela salió bien se recuperó muy pronto de su mano cuando su dedito se mueve le duele pero pues ya quedo mal, siempre se lastima con cualquier cosita pero a pesar de todo eso durante sus dos cirugías de poner placa y quitar placa Dios la cuidó y de verdad oh dios, hace sentir tan viva eso que hizo Dios con mi abuela y ahora que mi abuela va a la iglesia, ella tiene dos años asistiendo a la iglesia tenemos dos años yendo a la iglesia amistad familiar y Dios mío creo que es lo mejor que nos ha pasado como tener un día fijo para decir este día vamos a ir a la iglesia y vamos a alabar a Jesucristo al que nos salvó, en la semana yo siempre oro porque mi abuelita está bien también mi abuelito que él sufrió de un ataque de ansiedad por unos problemas en su familia lo que le causó el encierro completamente yo oré día y noche por él para que pudiera abrirse a la realidad y ver el mundo de Jesús ,oré porque él estuviera bien físicamente y mental, hasta el día de hoy Dios nos ha ayudado bastante.
Ahora estamos en el presente disfrutando de mi vida alado de mis primos y abuelos, mis primos están en cuidado con Omega ella los trata muy bien y los cuida, los ama como Jesús amó a su hijo y siempre los consientes de la forma que puedan merecerse, mi prima Carolina Martínez Zapata ya va a la universidad y se está preparando para su carrera, ella rompió esa cadena en la parte familiar y estoy tan orgullosa de ella por el ejemplo que nos está dando a mí y a mis primos, gracias a ella, me enamoré de Jesús cuando tenía tan solo 11 años y hasta el día de hoy me sigo sorprendiendo y enamorando de todas sus obras que ha logrado en mi familia y en las familias que hay en todo el mundo, doy gracias por mis abuelos y por mi familia, esto es todo espero hayas disfrutado mi pequeña historia.